sábado, 26 de enero de 2013

Capítulo 1

Pesadillas


Íbamos por el penúltimo salto, por ahora eramos los primeros en la competición, solo nos quedaban dos saltos para ganar. Mi mirada estaba fija en el salto que teníamos delante, a un par de trancos. Tomamos la curva, apreté mis ojos un poco y agarré las riendas con firmeza mientras espoleaba a mi caballo. Allí estábamos, en la liga Nacional, con la mejor puntuación que en muchos años un binomio había conseguido. Su respiración se aceleró un poco y yo luchaba para que el corazón no se me saliera del pecho por la emoción. Sus patas se elevaron y mi cuerpo acompañó su movimiento. Cerré los ojos durante un segundo, mientras pensaba que ya tenía el primer puesto en mis manos, cuando de pronto noté como Eros y yo caíamos al suelo.

Tardó lo mismo que un parpadeo: los espectadores contuvieron la respiración esperando que nos levantáramos del suelo, pero ninguno de los dos lo hacíamos. Los médicos corrieron hacia donde nos encontrábamos tendidos en la arena. Para cuando abrí los ojos vi las nubes del cielo y llegué a pensar que había muerto. Me hubiese gustado estar muerta. La muerte habría sido un castigo menos doloroso. Y aunque no era así, una parte de mi había muerto en aquel momento. Giré la cabeza al escuchar el sonido más horrible que jamás haya oído: un relincho de dolor. Al ver a Eros tendido en el suelo el mundo se me vino encima.

Los médicos intentaron que prestara atención a sus preguntas, pero para mi no existía mayor dolor que el de mi caballo. Me sacaron de allí en una camilla mientras no paraba de gritar pidiendo ver como estaba.

Todo lo que vino después no lo recuerdo. Creo que me desmayé. Solo recuerdo un profundo color negro, algunas voces amortiguadas y los calmantes entrando por  mis venas.

~

Me desperté gritando. La cama estaba empapada por el sudor. Me incorporé rápidamente y me quité las lágrimas de los ojos. Desde aquel día no paraba de tener la misma pesadilla, siempre la misma, como si fuera un bucle. Muchas veces ni dormía, intentando huir de aquel sufrimiento de nuevo.

Me acosté de nuevo, aunque sabía que no iba a volver a dormir.

Desde aquel entonces no volví a montar, me prometí a mi misma que no lo haría. No si no era con Eros.

Continuará...

2 comentarios:

  1. Que bonito, escribes genial,pero espero que eso nunca pase que ese dolor no hay cuerpo que lo aguante

    ResponderEliminar
  2. Jajaja, graciaas ^^ Si yo tampoco desearía que a nadie le pasase algo así. En cuanto pueda escribo el segundo, lo mas seguro es que intente subir uno cada semana o así, me alegra de que te guste :D

    ResponderEliminar